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Un ensayo sobre éste o cualquier tema propone pararse de un lado u otro. Por ejemplo, si está bien o no enseñar música política en la escuela, aunque sea un jingle, una marcha política o cómo los políticos han utilizado a través de la historia la música como propaganda para sus campañas. Generalmente me considero una persona gris y no en el sentido tradicional del término sino gris por la ambigüedad de mi pensamiento al respecto.

Es de público conocimiento que decidir qué hacer o no es una decisión política.

 “The very notion that art should have nothing to do with politics is itself a political position” ⎯ George Orwell

Pero aquí el tema no es ese, no escribiré sobre si toda la música es política o no, si elegir una u otra canción forma parte de posicionarse en una postura política, sino que intentaré detallar aquella música que fue usada o es usada con fines políticos, con fines de “convertir”, “convencer”, y demás acepciones. Aquella música que desde el momento en que es concebida, tiene el objetivo de “iluminar” y conducir a la sociedad hacia un estado de reflexión que le permita sentir y/o discernir entre lo que está bien y lo que está mal para alguien o algo. También aquella que funciona como propaganda y que, muchas veces sin que sus artífices así lo planeen, se convierte en bandera e himno explícito de movimientos políticos e ideológicos.

Música Política - Musifica

Partamos de la base que al músico no le gusta escribir. Éste es un concepto que he ido desarrollando al transcurrir por la música durante tantos años. Voy a este punto porque muchos escritos sobre este tema no han sido publicados aún. Podemos encontrar sobre la música política en la historia,  artistas que se dedicaron a componer e interpretar la música política son numerosos. Esto lo sabemos porque muchos escritores plasmaron este conocimiento. Pero ésta información va dirigida al músico, al público en general. Ahora bien, volvemos al centro de este ensayo: ¿qué debe hacer el docente con toda esa información?

Me resulta imposible pensar en no trabajar la música política en países afectados por el Nazismo, por ejemplo. Creo que por eso los únicos, o la mayoría de los pocos escritores de este tema (música política y educación musical) son alemanes y austríacos. Lamentablemente llega muy poco material al respecto, sobre todo en argentina, y para colmo de males, lo que se hace accesible a cualquier docente de la región está en alemán (idioma que no hablo ni leo por cierto).

 

A continuación, procederé a exponer y tratar de explayarme un poco sobre cada una de las acepciones de este título o tema abordado. No es la idea aquí enunciar todos los vínculos, pero sí al menos algunos de mayor influencia en la educación musical.

Si tomamos el caso del jingle, por ejemplo. Elemento característico de la publicidad. Tema que está en el diseño curricular de la educación secundaria. Ahí sería poco ético a mi parecer, no presentar al menos que muchos políticos utilizaron y continúan utilizando los mismos para sus campañas. Cabe aclarar que siempre en las clases algún que otro alumno trae a colación una publicidad de algún político, posiblemente porque sean las que más se escuchan en la radio, en la televisión o internet, sobre todo en una etapa preelectoral. Si vamos a un ejemplo, dentro de la reedición de músicas preexistentes está la publicidad de un político, con la canción “despacito”, tan de moda actualmente.

Otro aspecto es la cómo afectó la política al músico. Por ejemplo, “a Richard Wagner lo perjudicó, en su tiempo, la admiración que confesó profesarle Hitler y concretamente a su ópera Valquiria. Por el contrario, Dmitri Shostakóvich sufrió la persecución de Stalin por producir música burguesa. Y qué decir del venezolano, Gustavo Dudamel, joven maestro de quien aseguran estuvo sonando para ser director de la orquesta filarmónica de Berlín y lo perjudicó ostensiblemente sus coqueteos con el chavismo de su país.”[1] Este tema, trasladado a la actualidad es tan común que, al abordar cualquier músico, siempre o constantemente hay comentarios por parte de los alumnos sobre su inclinación política. Este tema es algo que vengo observando durante estos últimos cuatro o cinco años. ¿Qué postura debe tomar el docente? La que crea éticamente correcta a mi criterio.

La música política presenta como se pueden observar numerosas acepciones. Si tomamos el caso del diseño curricular, podemos observar que cada provincia adapta y “tuerce” los contenidos según su ideología política. Por ejemplo el caso de la provincia de Buenos Aires, el diseño curricular no se actualiza desde el 2008. Esto pasa porque los que escriben el diseño curricular son militantes del partido político y no especialistas muchas veces. No hubo ningún llamado ni en ese entonces ni en la actualidad (a mi conocimiento) de profesionales máximos argentinos en la educación musical tales como Malbrán, Furnó, Giráldes, etc. Otro diseño fue escrito por un docente que sólo cuenta con  menos de diez años de antigüedad en la docencia de primaria. Así podría seguir con muchos ejemplos de cómo la política afectó la objetividad, ética y el centrado en el alumno y sus características regionales, etc., pero sólo nombraré que hay diseños enfocados sólo en los medios de comunicación, en la escritura musical y no la audición, en la historia de la música y no en lo actual, etc.

Música Política

Siguiendo la mención de diversos aspectos de la música política, es necesario mencionar que no toda la música política es cantada, o acaso ¿cuando escuchamos la banda sonora de la marcha peronista no nos remite al partido político? Según Sulz[2], la música es política cuando su fin es serlo, la música por sí sola no contiene ánimos de ingresar a este estado o “género” sino que es el ser humano el que la compone, interpreta o asocia con ese propósito. Indica entonces que hay canciones de afirmación y de protesta. Por ejemplo Himnos nacionales y canciones patrióticas. Otro punto en el cual el docente debe pararse de un lado u otro de la vereda. Si da las canciones, cumple con los requisitos de las escuelas y de la llamada “conciencia patriótica” si no lo da establece y justifica que los himnos y marchas no fueron creados para que los niños lo canten debido a su tesitura. Canciones como Aurora son arias, por lo que sólo un tenor podría cantarla. Recuerdo aquí que en la secundaria debíamos cantarla en el patio, al aire libre, a las 7 am, con calor o frío, pero principalmente con la voz dormida. Recordemos aquí que la voz tarda dos horas en despertarse. Me pregunto dónde habrá estado encajonada la declaración del docente diciendo “es nocivo para la voz del adolescente cantar esa aria”, “cantar con la voz dormida produce disfonías”, “si la idea es honrar a la bandera, mejor dejar la música sonar y no cantarla”.

En mi caso mi postura es dar las canciones e himnos patrios a excepción de Aurora e Himno a Sarmiento, recién en alumnos de cuarto grado, ya que su tesitura lo permite, sin hacer tampoco, en el Himno Nacional sobre todo, hincapié en la afinación, como si por ejemplo en la afinación de la Marcha de San Lorenzo o Las Malvinas. Saber las letras y música de las obras es un abordaje no sólo de mi área sino como una multidisciplina entre música, lengua, ciencias sociales y formación ética.

Cantos de paz y de agrupaciones religiosas son otro tipo de canciones políticas. Muchas veces como docentes en escuelas primarias, de nivel inicial y secundaria, religiosas, nos obligan a enseñar este tipo de canciones. Una salida que le doy es cantarlas pero no analizar la letra, sino la música. Ver los contenidos musicales aplicados a la obra, como si se tratase de cualquier ejemplo.

A partir de lo expuesto hay preguntas que quedan en mi mente, que arrastro del escrito anterior en este blog, las cuales algunas tienen respuesta y otras me gustaría hacer un relevamiento de datos de los docentes de educación musical, sean argentinos, rosarinos, mundiales, etc.

  • ¿Usamos conscientemente o inconscientemente la música política en nuestras clases?
  • ¿Cuál es el fin de enseñarlas en la escuela?
  • ¿Este tipo de canciones enseñadas en una cultura analfabeta, puede tener alguna consecuencia desfavorable?
  • ¿Y si lo tiene, es nuestra misión enseñarla con objetividad?
  • ¿Somos los encargados de filtrar este tipo de música?

En mi caso opto por comentar el tema, no explayarme en mis clases, no darlo como tema central. Esto lo hago con la idea de ser lo más objetiva posible. Si esto es o no arte, lo definirán mis alumnos luego del recorrido musical que hicieron durante tantos años, parándose como oyentes críticos. Igualmente me parece importante destacar que saber que la música se ha utilizado en la política es un hecho que sólo necesita su conceptualización, ya que toda persona al ser oyente pasivo o activo de música conoce este uso de haberlo oído más de una vez (posiblemente miles durante su vida).

[1] Frase tomada de un blog ya que sintetiza el aspecto desarrollado en ese párrafo. Por Oscar Alarcón http://www.elespectador.com/opinion/opinion/la-musica-y-la-politica-columna-673853 (visto 24-06-2017)

[2] Josef Sulz, “El problema de la inclusión de la música políticamente comprometida en la enseñanza escolar” en Gainza, Violeta (editora) La Educación Musical frente al futuro, Buenos Aires, Guadalupe, 1993.

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7 comentarios

  1. Hola, un espacio terriblemente invadido por la política es el folklore. El Folklore es utilizado como uno de los símbolos patrios fundamentales como es el árbol nacional, flor nacional, la bandera y es utilizado para resaltar la idea de nación. Y con tal concepto ha atropellado las posibilidades de evolución y creatividad pues se supone que el folklore es inmutable y debe ser tal cual lo concibieron los ancianos. Pero el folklore siempre es dinámico, mezcla recursos nuevos con tradición. Digamos nace de una manera creativa mezclando expresión y recursos. Así nacen todos los estilos. ¿Entonces porque quedarnos con un producto de otros creativos y no con la propia creatividad? Gracias por tu artículo.

  2. No estoy muy actualizada con Los disenios curriculares,però no era Marcela mardones en direccion artistica?ella fue alumna y coautora con Malbran.

  3. Estoy de acuerdo, a mi me hacen dar las marchas e himnos de primero a séptimo grado y no estoy de acuerdo. Debería haber una manera para que todos los maestros nos pongamos de acuerdo.

  4. Yo creo que a veces es consciente, y a veces inconsciente. Cuando damos los jingles, como dice el artículo no se puede evitar, o en los himnos y marchas, igualmente opino que hay que ser muy cuidadoso con el tema. No olvidar que somos formadores de personas.

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